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Primeros indicadores de alarma

El conocimiento de los factores de riesgo permite realizar un diagnóstico precoz, lo que posibilita un rápido acceso al tratamiento, que promueve la remisión total o la reducción de los síntomas del retraso del lenguaje, así como minimizar su impacto en la calidad de vida de los niños. La dificultad para hablar produce frustración y eso genera comportamientos de escape verbal (no querer hablar) y de escape social (no interacción con sus padres).

La edad de la primera consulta de los padres por retraso del lenguaje es de 2 a 3 años, y los motivos son porque no habla y no comprende. Sin embargo, antes hay una serie de señales de alarma que nos indican que debemos consultar al pediatra y/o logopeda. Estos son:

  • No balbucea ni hace gestos a los 12 meses.
  • No dice palabras sencillas a los 18 meses.
  • A los 24 meses su léxico es inferior a 50 palabras y no emite frases espontáneas de 2 palabras.
  • A los 30 meses su repertorio fonético está limitado a 4 – 5 consonantes generalmente (p-b-m-n). Su vocabulario. Es inferior a 50 – 100 palabras. Ausencia de alguna vocal. Puede tener un lenguaje ininteligible de un 70%.
  • A los 3 años su habla es ininteligible al 50%. Su repertorio fonético es limitado y tiene una escasa producción de frases de 3 elementos.
  • Historial familiar de haber tenido problemas de neurodesarrollo del lenguaje y/o dislexia. Sabemos que existe un carácter genético que transmite una predisposición para tener problemas de lenguaje.